lunes, 29 de noviembre de 2010

Querido John, de los creadores de Tea Party y el anillo de castidad


Debí imaginarlo. La película Querido John está basada en una novela de Nicholas Sparks, autor, entre otras, de El diario de Noa y Noches de tormenta, obras cumbres del drama edulcorado. 


Debí imaginar que el exceso de azúcar refinado en Querido John sería importante, pero decidí que una película capaz de desbancar a Avatar en la taquilla estadounidense merecía una oportunidad. 
 Lo que no alcanzaba a imaginar era que la película estaba hecha a gloria del Tea Party y esa legión de adolescentes con anillo de castidad y camiseta de los Jonas Brothers. Procedo a resumir el argumento, para ahorrar más visionados (sí, habrá spoilers, pero deberíais agradecérmelo):

1 – John, marine-entrenado-para-matar de permiso, conoce a Savannah, estudiante de collar de perlas y belleza sureña, y pasan dos semanas riendo, retozando en la hierba y haciendo obras de caridad. Se juran amor eterno (ojo: aún no ha habido sexo) y se intercambian cartas durante un año, en las que hablan de todo y de nada (más de nada que de todo, la verdad)

2- John vuelve de permiso y por fin hay sexo, no sabemos si con métodos anticonceptivos. Pero ocurre que John, como tantos otros, se reengancha a los marines tras el 11S, bajo la mirada orgullosa de Savannah, que sabe que su hombre está haciendo lo que tiene que hacer.

3- Toneladas de cartas y un par de años más tarde, Savannah le envía una carta para decirle que está cansada de estar sola y que se casa. Es este momento uno piensa “¡Será cerda, la muy egoísta!”, pero no así John, que se limita a quemar todas sus cartas y a explicar brevemente lo ocurrido a un amigo, sin decir ni una sola grosería. Todos sabemos que ésta es la conducta que cabría esperar, como bien nos enseñó Generation Kill y otras tantas películas y series, todo ello porque John antes era un chico malo y el ejército le salvó.   

4- Años más tarde, en los que no ha dejado de combatir por su país cual Rambo, John se reencuentra con Savannah, sólo para descubrir que se casó con un amigo suyo de toda la vida. Ella le explica que se casó con él por echarle una mano con su hijo autista, que digo yo que ya podría haberle ayudado un poco más de lejos, que tampoco hacía falta implicarse tanto. Ahora él está enfermo, así que en lugar de partirle la cara, John le da el dinero para que reciba un nuevo tratamiento. Por supuesto no se lían (aunque a Savannah se le transparentan las ganas), porque eso estaría mal.

Qué bonito es el amor, pero no tanto como el compromiso con la patria. Fdo. Sarah Palin.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Actividades paranormales vol. 1 y 2


Reflexiones después de ver Paranormal activity 2 o por qué hay secuelas que sí y secuelas que no (warning!, possible spoilers):

-      La principal baza de Paranormal activity era el factor sorpresa. Cuando llega la secuela el espectador quiere más de lo mismo, pero mejor y no es el caso.
-      Me encanta que no muestren al demonio/ente culpable de todo: seguro que lo que nos imaginamos da mucho más miedo, es el poder de la mente, que diría mi profesor de lenguaje publicitario. 

-      Está muy bien darle verosimilitud a fuerza de empezar despacio y poner fragmentos de noches en las que no pasa nada, pero la primera media hora es exageradamente lenta. Ellos no dormirán, pero el espectador seguro que sí.
-      Que la actriz protagonista sea algo conocida le resta encanto. Katie y Micah podrían ser cualquier pareja joven grabando un vídeo doméstico.
-      Los supuestos fenómenos (para)normales del principio son flojos (una sartén que cae, el limpiafondos saliendo fuera de la piscina y una puerta que se cierra de golpe) y no suben de intensidad, pasamos directamente a que el demonio se lleve a la madre al sótano.
-      El final parece hecho deprisa y corriendo porque se les terminaba el presupuesto, ni sombra del miedo que provocaba el primer plano de Katie en visión nocturna de la primera.
-      Punto muy a favor: no era fácil plantear una secuela y la historia está muy bien hilada respecto a su predecesora. Hay que ver cómo se las gastan los cuñados…