domingo, 18 de julio de 2010

Sexo en Nueva York: siempre nos quedará Manhattan

Acabo de ver Sexo en Nueva York 2. Tanto que me habían advertido de que era mala malísima que no me ha parecido tan horripilante, puede que sea incompatible ser fanática de la serie y que odiar las películas. En realidad, la primera película era como un capítulo extendido y algo azucarado, y esta segunda parte, si cambiamos el escenario, es más de lo mismo, que es a grandes rasgos lo que quería. Echo mucho de menos la serie, aunque sepa que las 6 temporadas fueron suficientes y que supieron terminarla con la dignidad intacta.



Todas somos un poco Samantha, Charlotte, Miranda y Carrie, en distintas proporciones. Todas hemos tenemos un Mr. Big y un Aidan en nuestras vidas. Muchas de nosotras nos hicimos adultas viendo la serie y aprendimos que no hay nada peor que que te dejen mediante un post-it pegado en la puerta, que los manolos son los mejores zapatos del mundo, que el Cosmopolitan es la única bebida posible y que el príncipe azul de mañana puede ser el tipo que hoy no se queda a dormir (o no).


Sexo en Nueva York 2 tiene cosas buenas, como la trama del matrimonio Big-Carrie, Samantha y la menopausia y Charlotte preocupada por la niñera hippie, y otras no tan buenas. Estoy segura de que Abu Dhabi es un lugar fantástico, ¿pero era necesario irse allí? Y, sobre todo, ¿a santo de qué? El escenario no aporta gran cosa y la trama del escape de Abu Dhabi roza la vergüenza ajena en más de una ocasión. Además, convendría incluir una nota informativa al final sobre que el niqab no suele ocultar diseños de alta costura occidentales.


A pesar de los árboles, no hay que dejar de ver el bosque/franquicia que nos trajo hasta aquí.

domingo, 11 de julio de 2010

Jacuzzi al pasado: aquellos maravillosos 80

No acabo de entender por qué Jacuzzi al pasado no ha tenido una buena taquilla en España. ¿Es una película que dinamitará las bases del cine tal y como lo conocemos? No, pero cosas peores he visto en el top ten de la taquilla.



Hacía tiempo que no me reía tanto viendo una película, de hecho creo que desde que vi El diario de Noah, pero ésa es otra historia. La clave está en asumir desde el principio que no vas a ver una muestra de humor sofisticado y ácido tipo Frasier. Jacuzzi al pasado es un perfecto ejemplo de humor grueso, escatológico y en muchas ocasiones soez. Pero qué demonios, tampoco es cuestión de ponerse remilgados: la película es muy divertida y sólo fue concebida para eso, para que el espectador pase un buen rato. Es la típica película que podrías idear en una tarde de cañas: cuatro amigos, aburridos de su vida adulta, viajan en el tiempo de vuelta a los 80, gracias a un jacuzzi. Simplemente magistral.


No quiero meter ningún spoiler, así que sólo diré que el festival empieza con la escena de la sonda para ir in crescendo hasta la escena de la apuesta perdida. Para cuando llegó a ese punto ya estaba llorando de la risa. Es que soy así de simple.

La vida debería ser como Glee

Toda persona debería poder ponerse a cantar en cualquier momento y en cualquier lugar. Para todo lo que nos suceda hay una canción que expresa perfectamente lo que nos pasa por la cabeza, ¿por qué darse el trabajo de ponerlo en palabras? La vida sería mucho más entretenida si fuera como Glee.



En el instituto no fui una animadora embarazada, ni parte de una minoría étnica, ni minusválida, ni tartamuda ni quarterback, pero aún así la serie consiguió engancharme. Hay mucha gente que opina que Glee, igual que Lady Gaga, es la venganza de los frikis (leer con voz cavernosa), de todos aquellos que tuvieron una adolescencia infernal y ahora dominan el mundo. Yo no guardo traumas de mi época de instituto, sino más bien buenos recuerdos… pero la serie me gusta.
¿Por qué?
1. Porque me ganaron desde el primer capítulo con una genial versión de Don’t stop believing’, de Journey. No sabría explicar por qué, pero provoca unas deseo irreprimible de subir al escenario a cantar con ellos.


2. Porque me recuerdan canciones que me encantan y que ya había olvidado, como Alone, de Heart o Dream on, de Aerosmith.


3. Porque me descubren canciones que de otro modo probablemente no habría escuchado nunca, como Take a bow, de Rihanna o Defying gravity, del musical Wicked.


4. Porque en todos los capítulos hay al menos 2 o 3 canciones que puedes tararear y que siempre te apetece volver a escuchar, como Like a prayer, de Madonna.


5. Porque, aunque es cierto que la trama no es demasiado compleja, siempre logran integrar las canciones para que la acción avance con ellas, como Jessie’s girl, de Rick Springfield.


6. Porque las cosas no siempre les salen como deberían y a veces se gana y a veces se pierde.

Gavilán… o paloma

Alguien debió pensar que después de los éxitos de Yo soy Bea y Sin tetas no hay paraíso era una gran idea rentabilizar aún más el éxito de Pasión de Gavilanes y hacer un remake a la española. Que la idea de hacer Gavilanes (Antena 3) fue buena lo avala un 14,8% de audiencia, que para los tiempos que corren no está nada mal. El éxito con una telenovela latinoamericana siempre es doble, porque los derechos de emisión son muy bajos y tienen un público fiel; el círculo se cierra si además consigues hacer un remake con un presupuesto no muy alto y que ya tiene un público garantizado. Cuatro lo intentó con Valientes, pero la jugada no salió muy bien. Dejando guión y actores aparte, el público de esta serie estaba en Antena 3.
Dentro de las telenovelas, como en todo, hay clases. Pasión de Gavilanes era de las buenas: era entretenida, enganchaba, los actores eran guapos y las subtramas interesantes. La pregunta es: ¿era realmente necesario un remake? Gavilanes tiene sus cosas buenas, pero no llega a la altura de su predecesora. Reconozcámoslo, estamos a años luz de la industria latinoamericana de telenovelas.


Y no es que los Gavilanes españoles no den la talla, que la dan, pero a las hermanas Elizondo les falta intensidad. Es difícil encontrar fotos de los seis protagonistas juntos, evidentemente porque el público es mayoritariamente femenino, pero en el caso de la original hay miles de imágenes en Google de las tres hermanas. Y conste que creo que Diana Palazón está estupenda en la serie, como Carme Elías, Fernando Andina y los hermanos Reyes.


Otra cosa que echo de menos son las canciones. Creo que a Gavilanes le falta un “Quién es ese hombre”, algún estribillo pegadizo. No sabría decir si Norma Ruiz canta todo el rato la misma canción, pero lo peor es que a nadie parece importarle lo que esté cantando, ni siquiera a ella.


Es complicado explicar por qué sigo viendo la serie, pero deduzco que algo bueno tendrá porque no soy la única espectadora. Eso sí, como Antena 3 decida hacer un remake de la gran Rubí me retiro. Hay cosas con las que no se juega.

Por qué Street Dance 3D nunca será el Dirty Dancing de nuestra generación

He de reconocer que tardé en ver Dirty Dancing porque así, en frío, no me llamaba mucho la atención. Me parecía que era la típica historia de la chica buena que se enamora del chico malo que en el fondo es bueno. Y lo es, pero la gracia es que fueron de los primeros pusieron música y coreografía a una historia típica y dieron con un blockbuster que pasó a la historia del cine. Hace unos días leí en el cartel promocional de Street Dance 3D que era “el Dirty Dancing de nuestra generación” y decidí transformar la indignación en un post.
Street Dance 3D llega 23 años más tarde con un “argumento” aún más predecible y sin la química de Patrick Swayze y Jennifer Grey. ¿Por qué Dirty Dancing es grande y de Street Dance 3D nos olvidaremos en 2 semanas?:
- Patrick Swayze es el prototipo de tipo duro y atormentado pero sensible. Hoy en día es difícil imaginar a cualquier otro actor en ese papel, que además le convirtió en una estrella. Cualquiera puede ponerse en el papel de Jennifer Grey, que además en un principio ni siquiera sabe bailar. En Street Dance 3D podrías cambiar un actor por otro a mitad de la película y nadie se daría ni cuenta y, lo que es peor, a nadie le importaría.


- Dirty Dancing se estrenó en el año 87 pero está ambientada en los años 60. Ese margen da una cierta perspectiva histórica, a finales de los 80 ya se sabía cuáles fueron los referentes de los 60 y los aspectos característicos, lo que hace de ella una película que envejece bien. ¿Cómo vamos a saber a día de hoy cómo será recordado el hip hop o el break dance? Street Dance es una película nacida para morir joven y dejar (a lo sumo) un entretenido cadáver.


- La banda sonora de Dirty Dancing es historia del cine, de hecho el tema central, (I’ve had) The time of my life, tiene un Oscar. Dudo que Get sexy de Sugarbabes vaya estar entre las nominadas el próximo año, por mucho que sea un tema perfecto para la película. La BSO de Dirty Dancing tiene canciones como Hungry Eyes, She’s like the wind o mi momento favorito.
- Que tire la primera piedra el que no haya dicho alguna vez: “Cógeme, que voy a saltar como en Dirty Dancing!!!!”. Me pregunto cuántas escenas de Street Dance pasarán a la memoria colectiva.


- Dirty Dancing ha sobrevivido a una secuela pésima, como ya hizo Grease en su momento. Grease 2 daba casi tanta vergüenza ajena como Dirty Dancing: Havana Nights. Bueno, en realidad las dos son películas que nadie debería ver.
Las comparaciones son odiosas. Siempre. Pero Nobody puts Dirty Dancing on the corner.
PD: Sólo me queda una inquietud: ¿¿qué demonios hace Charlotte Rampling en Street Dance 3D??

Jeepers Creepers: ya no hacen películas de terror como las de antes

Nunca olvidaré la película Jeepers Creepers porque fue la decepción más grande que me he llevado en materia de cine de terror. No porque fuera peor que otras muchas que me vienen a la cabeza, como The Ring 2 o La morada del miedo, si no porque parecía que iba a ser una obra maestra del entretenimiento terrorífico… y se queda en nada.


El comienzo es simplemente magistral. Los primeros cinco minutos pensé “Bien, apuesto a que está al nivel de Sé lo que hicisteis el último verano o Scream”, películas que para mí son modelos a seguir en cine de terror (adolescente). Era evidente que con un título como Jeepers Creepers no estábamos hablando de pseudo-Hitchcock. Conforme fueron pasando los minutos me fui encogiendo en el asiento y convenciéndome de que iba a presenciar algo grande. Por fin van a descubrir al engendro asesino que debería haberme provocado pesadillas durante meses y resulta que engendro sí, pero del género vomitivo, de esos que no matarías sólo por no tener que limpiarlo después. Tampoco es que requiera mucho esfuerzo matar al bicho, porque es una especie de viejecillo de color verde, pegajoso y con verrugas, que parece respirar con mucha dificultad. Vamos, que probablemente un tradicional Cu-cú! a traición hubiera acabado con el problema en el minuto 30 de la película. Éste es mi momento favorito (min 8:15).

Durante el resto de la película parece que el abuelo coge carrerilla, pero no hay nada peor que no cumplir las expectativas generadas al comienzo. Para colmo, estuve durante horas con la maldita canción metida en la cabeza: “Jeepers Creepers, where did you get your eyes?”.
Claro que siempre hay honrosas excepciones. La primera del ránking es Dead End, quizás porque no esperaba nada cuando fui a verla y es una película que engancha, asusta y sorprende, ¿qué más se puede pedir?. Además, el planteamiento me pareció original y sale el padre de Laura Palmer, que es un valor seguro. La segunda recomendación es Los extraños, no hay nada mejor que el terror sin motivo. Conviene avisar que “Inspirado en hechos reales” no es lo mismo que “Basado en hechos reales”, pero aún así merece la pena.
O estoy curada de espanto o ya no hacen pelis de miedo como las de antes

Me gustaban los vampiros… y llegó la saga Crepúsculo

A los fans de los vampiros siempre nos quedará True Blood. Y el recuerdo de Buffy cazavampiros (la serie, no la película) y el Drácula de Francis Ford Coppola. Cuando Edward Cullen diga algo del calibre de “He cruzado océanos de tiempo para encontrarte” entrará en este listado, pero mientras siga oyendo cosas como “Eres tan hermoso” saliendo de la boca de Bella Swan, mientras tiene la vista clavada en los pectorales de Jacob, la saga Crepúsculo seguirá siendo una decepción para mí.



Lo mejor de la primera película fue el tono de gloss de Edward, pero a su manera era entretenida. La escena de Edward tomando el sol me recordó inevitablemente a las cremas de ponte-morena-en-un-minuto que vendían hace unos años, con microcristales pulverizados. Si la hubiera visto con 13 años me hubiera enamorado locamente de él, pero en fin, supongo que no me llegó a tiempo.


Sin embargo, la segunda película tenía tramos de vergüenza ajena. El momento cumbre del absurdo fue la escena en la que Bella se cae de la moto y se hace un minúsculo rasguño en la frente. El hiper-hormonado chaval-lobo corre a socorrerla. Cosas del amor, se obligado a quitarse la camiseta raudo y veloz, para taponar la tremenda hemorragia que casi le cuesta la vida.


No digo que los libros sean la obra cumbre de la literatura moderna, pero están decentemente escritos, enganchan y tienen cierta coherencia lógica (al menos los 3 primeros). Que Taylor Lautner sin camiseta llena los cines no lo discuto, pero si en los libros había una razón para que Jacob fuera todo el día a pecho descubierto, que mínimo que molestarse en incorporarlo al guión. Por si alguien tiene curiosidad, la razón es que cada vez que se transforma se carga toda la ropa y quieras que no es un dineral. Que nadie sufra por él, parece ser que los hombres lobo tiene una temperatura corporal más alta de lo normal, así que frío no pasa.

PD: Consejo del día: no cometáis el error de depositar vuestras esperanzas en The Vampire Diaries: son guapos, pero no vale la pena. Tiemblo sólo de pensar en la miniserie que está rodando Antena 3, No soy como tú.

Glitter, todo lo que no brilla

Hace tiempo el community manager de SensaCine preguntó por la peor película de todos los tiempos y pensé en Glitter. De hecho, cada vez que alguien dice me dice que ha visto una película malísima pienso “Dices eso porque no has visto Glitter: todo lo que brilla”. Pero muy en el fondo le tengo cariño, al final y al cabo creo que sólo la hemos visto los familiares y amigos de Mariah Carey y yo. ¿Qué lleva a una persona a ver esta película? Pues en mi caso un poco de aburrimiento y mucha curiosidad.


Resumo la historia para ahorrar la experiencia vital a los cinéfilos estrictos: Mariah es una cantante pobre pero con mucho talento que no consigue una oportunidad para demostrarlo. Conoce a un tipo llamado Dado (¿qué necesidad había de traducirlo?) que le cambia la vida. Se enamoran, componen unas cuantas canciones y Mariah cambia las camisetas de la talla 12 del Kiddy’s class con gorra de Vitalicio Seguros a juego, por los vestidos de gala. Ella se pone un poco tonta, él aún más tonto y se separan, pero por supuesto se siguen queriendo. Cosas del destino a él se lo cargan, le dan la noticia a Mariah, que se pone muy triste (o eso debía de poner en el guión), pero como ante todo es una profesional sale a cantar su canción en el Madison Square Garden. Tremendo.
Y es que el género da para mucho, como demuestra la película de Britney Spears. “Crossroads: hasta el final”. Aunque es ciertamente más aburrida que Glitter, también regala grandes momentos. Mi escena favorita es cuando Britney y el chico mono están sentados junto a la hoguera del campamento hablando de su angustia existencial. Britney está tratando de explicarle que no sabe qué hacer con su vida mientras él pone cara de tío interesante. Él coge su guitarra, un par de acordes y Britney improvisa una canción que resume a la perfección toda la situación “I’m not a girl (not yet a woman)”. Quién te ha visto y quién te ve, Brit.
Como cierre, os dejo el que siempre será mi momento favorito de Mariah.

Los mejores telefilms de la historia

Siempre he pensado que los telefilms cumplen una función social fundamental: han educado a toda una generación , los que salíamos del instituto a las 15:15 y los veíamos en Telecinco o Antena 3 mientras comíamos. Tampoco hemos salido tan mal… o al menos las generaciones venideras siempre parecerán peores. Gracias a estas películas estadounidenses aprendimos grandes lecciones de vida y descubrimos conceptos nuevos, como el síndrome de la universitaria borracha. ¿Quién iba a pensar que los fines de semana a los 20 años podían derivar en un síndrome investigado por la medicina moderna? Me imagino que los científicos también harán descansos de vez en cuando, que no todo es buscar la cura del SIDA o el cáncer. Todos nos merecemos un rato de relax tratando de conocer la raíz del comportamiento de las universitarias después de 5 chupitos de tequila.

Mi amiga Laura y yo tenemos un ránking de los mejores telefilms (jamás serán tv movies para mí) de la historia, encabezado por la obra maestra del género “Quién lo diría”, protagonizada por la hija mayor de Padres Forzosos y Arnold de Aquellos maravillosos años. Es una película que tiene todos los ingredientes del género en su justa medida:


1- Título contundente, llamativo y descriptivo (el mejor ejemplo es la también magistral “¿Qué clase de madre eres tú?”)

2- Actores que te resultan familiares pero que podrían ser el vecino de al lado

3- Ritmo argumental

4- Lección de “te-podría-pasar-a-ti” o, en su defecto, “le-podría-pasar-a-tu-hija”

¿Argumento novedoso? No ¿Bien contado? Sí. En el año 96 los malos tratos no eran un tema candente y menos entre chavales de instituto. Y además ponen al adorable Arnold como maltratador y acabas soltando un quién lo diría. Creo que nunca podré olvidar la escena más impactante de la película: ella aparece en el instituto llevando una minifalda y él le obliga a ponerse unos enormes pantalones de chándal de tactel azul, tan de moda a principios de los 90. Puede que no hubiera violencia, pero psicológicamente emanaba crueldad.


Nadie hace estas película como los americanos, lo cierto es que nos llevan siglos de ventaja. Últimamente los canadienses y los alemanes están intentando llevarse un trozo del pastel de los telefilms de sobremesa. Pero sé reconocer lo genuino a primera vista; en las películas alemanas suele haber un acosador, llamémosle Fritz o Hans, que es el psicópata más educado del mundo. Parece que en cualquier momento le va a pedir perdón por irrumpir en su casa a altas horas de la madrugada, despertarla y encima montar semejante estropicio al romper el cristal para entrar. Siempre me sorprendo de que no acaben desayunando juntos unas salchichas con cerveza.

Si queréis recordar viejos tiempos, ahí os dejo una buena escena de telefilm (minuto 8:40)

El comienzo

Sí, otro blog de cine. Aún así voy a escribir este blog simplemente porque me apetece y porque igual a alguien más quiere leerlo, quién sabe. Me gusta el cine, el bueno el malo y el regular. Puede que para la crítica experta las películas y series de las que voy a hablar aquí no sean las mejores del mundo… pero a mí me gustaron (o como mínimo me entretuvieron, que no es poco). Todas son especiales por algún motivo y, en general, no tienen precisamente una legión de fans. Alguien tenía que recordarlas.