miércoles, 12 de enero de 2011

Las películas de superhéroes están cambiando

He de reconocer que no soy seguidora acérrima de las películas basadas en cómics, pero en estos últimos tiempos estoy haciendo algunas excepciones, sobre todo con los personajes de la factoría Marvel. No es un cambio de opinión radical, lo que sucede es que las películas basadas en cómics han subido su estándar de calidad y han ampliado su espectro de público objetivo. Buen ejemplo de ello son películas como Iron Man, Sin City o la gran V de Vendetta.

Acabo de ver Iron Man 2 y no desmerece la primera parte, o al menos a mí no me lo pareció. Es una historia bien construida, con suspense, acción, efectos especiales, grandes actores e historia de amor. Igual que no imagino a otra Escarlata O’Hara que no sea Vivien Leigh, no imagino a otro Iron Man que no sea Robert Downey Jr. Aprovecho para decir que todo el mundo debería verlo riéndose de sí mismo en Tropic Thunder. Todo lo que hace está bien hecho, salvo aquellos problemillas con las drogas y la justicia en los 90 (que incluso son parte de su encanto). Esta segunda parte, además, gana con la presencia de Iván Vanko: en algunos planos aún se encuentran destellos del Mickey Rourke de Nueve semanas y media. Requiere algo de imaginación y buena voluntad, pero el que tuvo retuvo. Gwyneth está estupenda como siempre (¡quién fuera Pepper Potts!) y Scarlett algo sosa como action woman, pero dudo que al sector masculino le importara demasiado.



Poco se puede decir que una película como V de Vendetta, salvo que redefinió el concepto de película-basada-en-cómic. A priori me parecía extraño que Natalie Portman se involucrara en una película de este género, pero, quién más quién menos, tiene que tomarse un respiro de las películas profundas de vez de en cuando. Después de verla te das cuenta de que, aunque probablemente no es su mejor trabajo, cualquiera hubiera querido estar en V de Vendetta. Es entretenimiento que te obliga a reflexionar y posicionarte a cada minuto, lo que requiere un equilibrio muy delicado para no caer en la arenga pseudo-filosófica. En las manifestaciones de los estudiantes británicos contra las últimas reformas del Gobierno de Cameron algunos de ellos lucían máscaras de V: si esos son los iconos de la próxima generación igual tampoco estamos tan mal.

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